Ronda y los árboles

En estos días han empezado en Ronda las obras de remodelación de la Avenida de Málaga. Y la actuación más inmediata, como viene siendo norma general, ha sido cortar un buen número de árboles.

En primer lugar opinamos que no es momento para hacer este tipo de obras. Con la crísis que hay y con la que se le viene encima al ayuntamiento, hay cosas más urgentes que arreglar los jardines y hacer dos rotondas, una de ellas muy inútil. Pero no nos metemos en líos políticos. Ellos sabrán qué gastos tienen que justificar y qué plazos de subvenciones tienen que aprovechar. Lo triste de aquí es un problema de fondo que nos afecta a todos los rondeños en nuestra calidad de vida.

La Avenida de Málaga es un lugar muy transitado. Se han causado desvíos de tráfico, todo el mundo lo ha visto y ha llamado la atención. Pero tristemente esto viene ocurriendo habitualmente en Ronda en lugares más recónditos. Seguro que alguna vez has pasado por algún sitio y dicho "Que claro está esto,  ¿Que falta aquí?". Cada vez que se hace alguna obra lo primero que se hace es talar árboles, siempre con elaboradas excusas y razones de peso que lo hacen inevitable. El caso es que en los últimos quince o veinte años se han quitado de en medio buena parte de los árboles grandes que había en Ronda. Teatro, Marcos de Obregón, Avenida Victoria, Antiguo Recinto Ferial, Martínez Astéin... una larga lista que no termina aquí.


Los motivos justificados para cortar tantos árboles en la Avenida de Málaga han sido por un lado rendir pleitesía al tráfico rodado para hacer más rotondas, y por otro lado evitar para siempre ondulaciones provocadas en el suelo por las raíces de los pinos. Es un problema de seguridad vial que hay que solucionar. Pero en otras ocasiones se ha corregido por varios años con una sencilla excavación en lugares puntuales y reasfaltado. Si había problemas de visibilidad no era suficiente con podar o recortar o incluso llegar a talar alguno. Esta vez no ha habido más remedio que cortar todos los pinos. No había voluntad de dejarlos.




Con las ideas claras desde un principio. No serían los pinos suficientemente glamurosos. Ya hace meses que anunciaron que iban a "cambiar la arboleda" así como si nada. Pero esto no es como cambiar las cortinas, que por la mañana son verdes y por la tarde son grises. Árboles de ese tamaño tardan décadas en crecer. Los que pongan ahora en los huecos que han dejado serán pequeños, y los habitantes de la avenida de Málaga en el mejor de los casos habrán terminado de pagar la hipoteca antes de verlos dar sombra, y en el peor se habrán muerto de viejos.

Se ve que los rondeños no nos merecemos tener calles con sombra. Caminar en verano a las dos de la tarde es un martirio porque no hay donde meterse. Y para los que vivan en bajos y primeros quedarse en casa también es un infierno cuando el suelo de las calles se recalienta sus anchas y el calor se proyecta. Este próximo verano se van a enterar los de la Avenida. Van a poder asar los pollos sin encender el asador.

La zona de la Avenida de Málaga, donde se están perpetrando estas obras, tiene bastantes árboles, pero cada vez están dejando menos. En los últimos años las talas han sido constantes. En la Avenida Serranía y alrededores se perdieron varios ejemplares muy grandes. En el Colegio Cervantes, obra tras obra han ido cambiando árboles por yedras y ahora para que los niños puedan salir al recreo en las últimas semanas del curso les tienen que poner un toldo. En la esquina contigua había un castaño de indias de los que no nos merecemos en Ronda, con una sombra muy linda. Unas obras faraónicas -por duración, no por tamaño- en los muros de contención de la calle fueron la excusa perfecta para arrancarlo y ganar dos tristes plazas de aparcamiento a pleno sol. Otros cuatro cipreses que había en las dos jardineras afectadas se perdieron para siempre y no fueron repuestos tras acabar la obra. A quien le importa.


Esta obra se ha previsto en dos tramos de la parte central de la avenida. Quedan partes sin arreglar antes y después, y es previsible y temible que alguna vez también les toque. En el tramo anterior, entre Los Ángeles y la gasolinera tenemos árboles con sombra y aceras anchas, por las que se puede pasar sin ir pidiendo permiso si alguien se para delante. En Ronda parece que no nos merecemos ni lo uno ni lo otro y todo hace pensar que lo primero que hagan cuando se vaya a arreglar este tramo sea cortar los árboles para hacer aparcamientos. La nueva rotonda inútil eliminará varios junto a Los Ángeles. Tenemos el precedente de que los árboles que se han perdido en sucesivos accidentes de tráfico nunca han sido repuestos. Que mas da.

Lo que pueden llegar a hacer en los siguientes tramos de la Avenida -San Rafael- ya es más temible. Ahí sí que tienen mucho que cortar hasta que salgan por la otra punta. Ya van a empezar ahora el destrozo para hacer la rotonda, la más útil. Es una entrada a Ronda que en serio recuerda a una gran ciudad. Y Ronda no pretende ser una ciudad. En las ciudades de verdad hay avenidas y parques grandes, cosa que no hay aquí. También hay obras, y si tienen que cortar algunos árboles el daño es menor, porque les quedan muchos más en otros sitios. En todos sitios hay suelos rocosos y raíces radiales, y en todos sitios se pueden permitir árboles grandes. En Ronda las nuevas urbanizaciones parecen campos de concentración. Se piensa en todo menos en un urbanismo agradable. Como para pedirles que hagan parques. Se partirían de risa. Un parque no son cuatro naranjos. Señores de Ronda: "Esto" son parques de verdad.


En otras ocasiones nos han dicho que por cada árbol que se corte plantarán cinco. Ahora estamos de recortes y por cada árbol cortado aquí nos dicen que plantarán tres. Tanto cinco como tres, este argumento es una falacia. Si existe la necesidad de plantar árboles en alguna parte, ya sea en una repoblación forestal o en el casco urbano, simplemente háganlo. Esto no tiene que estar condicionado o relacionado con el corte de árboles en otro sitio. También los nuevos árboles que se plantan son evidentemente muy pequeños y no se pueden comparar para nada con los que se han talado. Encima la mayoría de ellos se perderán muy pronto por la falta de cuidados, y si alguno sobrevive y llega a dar algo de sombra entonces lo cortarán como se hace aquí habitualmente. Ya no tenemos tres árboles, tenemos cero. Cero para barrer hojas, cero para cuidados de jardinería y cero para todo.

Ya hemos dejado por imposible los razonamientos del cambio climático, les parecerían rollos ecologistas lejanos. Pero en la práctica con este plan pensamos que vivir en Ronda cada vez es un poco menos agradable.

Fotos: Medios propios y Google Maps

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